miércoles, 18 de mayo de 2011

Seminario militante: Anarquismo en América Latina Octava sesión / Tercera del Bloque de Movimiento Anarquista / La Alianza Obrera Spartacus y el Anarco Bolchevismo Por Arturo

Entre los años 1930 y 1943 tiene lugar en argentina un periodo denominado como la década infame, este periodo marco su inicio con el establecimiento, el 6 de septiembre de 1930, de la dictadura de José Félix Uriburu; quien a través de un golpe de estado derroco al gobierno de Hipólito Yrigoyen.

Fue durante esta época que tuvo lugar la creación de la Alianza Obrera Spartacus, grupo que tomo como patera reconciliar las diferentes corrientes revolucionarias, principalmente la anarquista y comunista, y reconocer en ellas valiosos aportes al momento de proponer una alternativa revolucionaria a orden político existente. Ahora bien, la intención de este escrito es exponer algunos de los lineamientos políticos y sociales más importantes de la Alianza Obrera Spartacus y analizarlos para  ofrecer una pauta que de inicio a un debate sobre la organización obrera el día de hoy.

Para empezar presentare algunos elementos que aparecen en un panfleto de la Alianza Obrera Spartacus dirigido a los obreros del transporte automotor y citado por Javier Benyo en un libro que lleva como título el nombre de la misma organización. En el panfleto se pueden identificar algunas de las más claras tendencias de la organización Spartacus entre las cuales se encuentra: 1) una clara concepción clasista de le sociedad donde se identifica dos clases principales, aunque cada una de ella puede tener sus respectivas matizaciones, por un lado oligarcas explotadores y por el otro proletarios explotados; 2)  el reconocimiento de la necesidad de unificar todas las formas de lucha del proletariado y dirigir estas luchas hacia objetivos concretos; 3) la identificación con los principios comunistas anárquicos los cuales se identifican a su vez con las reivindicaciones propias de la clase obrera; y finalmente 4) la necesidad de sintetizar la dialéctica entre los intereses del proletariado y realidad histórico-social concreta  para realizar prácticas emancipadores acordes con las posibilidades materiales del momento.

El comentario de Javier Benyo sobre el fragmento dice: “El fragmento expone los lineamientos generales que guiaron la acción de la agrupación. La propuesta incluía la recuperación de una tradición combativa reactualizándola mediante de creación de organizaciones acordes con la situación de incipiente concentración capitalista que vivía la Argentina. A su vez, el proyecto proclamaba de necesidad de una “unión proletaria” que, desechando los acuerdos de las cúpulas burocráticas, vinculara los sectores más combativos de cada corriente llevando al movimiento a retomar la senda del modo de acción contrainstitucional”.

Para darle una realidad práctica a dichos lineamientos ideológicos Spartacus introduce dentro de su concepción comunista-anarquista la reivindicación de la politización del proletariado. Para Spartacus la noción de política había sido malinterpretada y confundida con la participación dentro del marco institucional. Es decir, el movimiento anarquista en argentina, durante la época de la creación de Spartacus asumía que reconocerse como grupo político implicaba entrar a jugar dentro de las dinámicas burguesas institucionales, sin embargo esto no era necesariamente así, el grupo Spartacus planteo que, aunque las reivindicaciones del proletariado argentino eran reivindicaciones económicas, no se reducían únicamente a este aspecto, sino que también habían una gama de problemas a los cuales solo se podían llegar adoptando posturas políticas determinadas. En este sentido adoptar una postura política no implicaba apoyar a los partidos políticos vigentes, sino abrirse a problemas que no alcanzaban a ser abarcados por una concepción puramente económica de las condiciones del país.

Una vez reconocida la necesidad de adoptar posturas políticas el grupo no se limitaba a criticar los aparatos institucionales vigentes y sus malestares (la corrupción o el fraude), a Spartacus no le interesaba  pelear por la regeneración de un sistema que desde sus fundamentos defiende la explotación de un sector de la sociedad por parte de otro. Más bien se ponían de relieve la radicalización de políticas represivas por parte del gobierno, que eran usadas con la excusa de normalizar el funcionamiento de las instituciones republicanas. Finalmente el análisis de esta radicalización de la represión no era tomado como un aspecto constituido en sí mismo, sino que era analizado dentro de todo el engranaje que representaba el desarrollo social del capitalismo. Es de importancia notar acá que, si bien el capitalismo y la sociedad en general deben ser analizados de forma analítica para poder comprenderse, todos los aspectos se oponen unos a otros y hacen parte de una misma unidad. La implementación de medidas cada vez más represivas era solo una parte de la estrategia que pretendía darle crecimiento al capital monopolista.

La arremetida represiva del gobierno se presentaba a Spartacus con dos caras, una cara legislativa impulsada por políticas que restringían la agrupación de obreros, criminalizaban la huelga y precarizaban las condiciones de vida lo que hacía más difícil la creación de espacio para manifestarse; y por otro lado una cara para-estatal, la creación de grupos que actuaban en contra de las manifestaciones obreras.

Ahora bien, para Spartacus la modificación social de las condiciones no podía venir de los canales tradicionales de lucha reformista, sino que debían surgir de las mismas tripas y entrañas de movimiento obrero. Spartacus tenía claro que no existe una formula única para la forma que debe adoptar el movimiento obrero, no se puede anticipar dogmáticamente la sociedad, pero si se pueden establecer cursos de acción de acuerdo con la adecuada lectura de las condiciones sociales y la acumulación de fuerzas.

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